Te vi en un recuerdo, parecía tan real, hasta podía volver a sentir tu aroma, esa sensación frente a tus ojos. Esa que me dejaba desarmado, me dejaba tan pequeño, cierro los ojos y tu mirada atraviesa cada parte de mi. Me diste mucho pero no lo más importante, lo mismo que di yo, tiempo, ese del que somos tan esclavos. Porque quería verte viva, te di mi tiempo para ello, pero jamás pude revivir tu corazón.
Puse cada sonrisa tuya en lo más profundo de mi memoria, las dejé como un tesoro escondido en lo más profundo de mi corazón, aunque a veces me persiguió tu fantasma, sé que ahora dejó mi presente. Ahora son solo recuerdos lejanos, en los que todo pudo ser tan diferente, pero al final fue lo que tenía que ser. Los caminos fueron hacia dónde debían estar, porque no solo de la felicidad vivimos y crecemos, sino del dolor.
Aunque también te odié, tanto como te quise, era necesario, era liberarme de todo lo que escondía en mi ser. Ahora soy libre, porque no puedo arrastrar tus miserias, no, no puedo hacer míos todos los pesos que a tenés ahí escondidos, ocultos, esos que vi y otros que nunca voy a saber, porque te cerraste, y me dejaste solo en un camino de emociones que no quería sentir, pero ahí quedaron.
Aunque apareciste otra vez, justo en mi momento más oscuro, ya es tarde, lo que un día fue brillante y único, hoy es un campo de lleno de soledad, en dónde cada uno tiene que andar lejos. Lejos de sueños del pasado, lejos de ilusiones que hoy son solo trozos de cristales rotos en la mente de los necios que eligen no ver. Yo hoy elijo ver y enterrar cada uno de esos recuerdos lejos
